Licencia

martes, 13 de diciembre de 2011

Reputación Online: Nos afecta a todos

Las personas que trabajan en gestionar la reputación de marcas comerciales, desde las grandes corporaciones hasta aquél pequeño empresario, se han topado con un cambio sustancial propiciado por la aparición del mundo web 2.0.

Las marcas de hoy en día no son sordas, o al menos no deberían serlo, ya que el público ha pasado de únicamente escuchar su mensaje unidireccional, a hablar e interactuar.

Desde los orígenes de este fenómeno, se ha venido creyendo que el público solamente se dirige a espacios en internet para hacer crítica con mala baba, pero mucho más lejos de la realidad, las marcas que han sabido gestionar bien su reputación online, han conseguido establecer sólidos vínculos con consumidores potenciales. Incluso en algunos casos han logrado los preciados evangelizadores, aquellos que pregonan por los cuatro vientos las virtudes de sus marcas más preciadas y las defienden ante detractores.

Por eso, se ha vuelto esencial hacer especial hincapié en lo que se comenta sobre nosotros en el entorno 2.0, ya que si no atendemos a las demandas (lógicamente las coherentes), nos puede pasar factura y puede derivar de un tema anecdótico a un grave problema de imagen.

Empresa que ofrece de esta manera sus servicios de gestión en reputación online

En el caso que os mostraré ahora, los establecimientos que sirven “preparados de alcohol”, quedan sometidos a la dura crítica del consumidor de a pie (éste que quiere conocer la opinión de los demás y que va a actuar en consonancia). En este espacio, el usuario denuncia a los que supuestamente utilizan bebida de “garrafón” para sus tragos, pero también premia a aquellos que lo hacen bien. Y como se dice: "en el reino de los ciegos el tuerto es el rey".

Evidentemente, un buen gestor de marca tendría que estar atento a los indicadores que se le pudieran estar dando para tomar medidas al respecto. Procurando actuar, antes de que el objeto de las críticas se convierta en una etiqueta negativa, que a posteriori fuera imposible de modificar.

¿Sabes lo que bebes? > http://www.guiagarrafon.com/

lunes, 5 de diciembre de 2011

Risto Mejide: ¿Héroe o Villano?

Es cierto, que a este personaje tan singular, se le conoce sobre todo por el papel mediático que desempeñaba en las galas de Operación Triunfo. Siempre tan audaz e impactante en sus morbosas declaraciones, provocaba en el público admiración y apatía por igual...

Sin embargo, en el mundo de la publicidad se le conoce por ser un notorio director creativo. No en vano, ha trabajado para prestigiosas agencias publicitarias estatales como son Bassat Ogilvy & Mather, Saatchi & Saatchi, Euro RSCG o *S,C,P,F... 

Después en 2007, prosiguió su carrera creando una agencia junto con Marc Ross llamada aftershare.tv. Además de ello, ha impartido clases en escuelas de negocios de peso y a día de hoy realiza labores de docente en un posgrado. A su vez, en los últimos años ha publicado libros que han trascendido con cierto éxito.

Con todo ello, podemos concluir que no es un cualquiera en el negocio publicitario. Pero sobre todo, de que si en algo es un experto irrefutable es en el ámbito del personal branding, en el que ha sabido vender su "producto" en televisión, hasta hacerse un importante hueco en el panorama televisivo de los últimos años y logrando así ser uno de los fijos de la cadena Telecinco. Nada desdeñable. 

En el video que os pongo a continuación, Mejide nos habla acerca de cómo fueron sus inicios, de su percepción sobre la evolución publicitaria y de cuáles son las principales columnas que sostienen a este negocio.








domingo, 20 de noviembre de 2011

KTM vs. BMW. El caso Ewan McGregor

Oportunidades para gestionar la marca

Allá por el año 2003, el polifacético actor Ewan McGregor y su amigo, el también actor Charlie Boorman emprendieron un largo viaje. Este proyecto consistía en una ruta motera que los llevaría de Londres a Nueva York, atravesando Europa Occidental y Central, Ucrania, Rusia, Kazajistán, Mongolia, Siberia, Canadá y EEUU. Toda una hazaña para estos intrépidos aficionados del motociclismo.

Tras haber acordado que iban a realizarse una serie de programas documentales y un libro con el material recopilado, los chicos del proyecto lo vendieron como una importante oportunidad para que alguna marca motera los patrocinase. Así pues, se pusieron en contacto con dos prestigiosos fabricantes de motocicletas todo-terreno. Charlie estaba prendado de las motos que llevaban la firma austríaca KTM, McGregor sin embargo era partidario de hacerse con unas de la casa bávara de BMW.



Finalmente, McGregor cedió viendo lo ilusionado que estaba su amigo y se disponían a hacerse con las KTMs. Pero cuál fue su sorpresa al recibir una llamada en la que se les comunicaban que tras un estudio de un experto, la marca austriaca no veía viable su proyecto, aduciendo altas posibilidades de no ser exitoso. Alegaban que podría conllevar una publicidad contraproducente con lo que viene siendo su mayor baza: la dureza y fiabilidad de sus motos.

                       
                Capítulo en el que KTM comunica que NO va a embarcarse en la aventura

Se podría decir que la marca KTM perdió una oportunidad de demostrar cuan duras eran sus motos y la desconfianza propició que la casa bávara se llevase el gato al agua. Y así, comenzaron el viaje con tres motos BMW 1150 GS Adventure (Dos para los actores y una para el cámara).

Por el contrario, BMW adoptó una filosofía a lo largo del viaje en la que se veía que su producto era robusto, de gran calidad y de diseño exquisito. No obstante, también enseñó que incluso la mejor de las máquinas puede sufrir percances (algo que va de la mano con el espíritu de aventura) y enseñaron sin tapujos como reparaban las pequeñas averías que se iban formando.

Al final, la aventura se saldó positivamente y tras duras semanas de motociclismo extremo, consiguieron llegar victoriosos a Nueva York. La serie se emitió y tuvo un éxito de audiencia y de seguidores fieles bastante considerable. En los foros especializados hicieron ruido y las máquinas cobraron protagonismo.

Con todo ello, KTM una marca especialista en cross y off-road perdió la oportunidad de hacerse con un público más amateur y no tan especializado (de competición). Mientras que, BMW con su modelo GS Adventure dio en la diana y se ganó al mayor mercado que pueda haber en este ámbito. Gente como Ewan McGregor y Charlie Boorman, que eran unos simples aficionados al motociclismo, de tal manera que conseguían transmitir mayor cercanía al cliente potencial de las BMWs dotando a éstas de una importante notoriedad de marca en el segmento.

Evidentemente, otras firmas productoras de equipamiento y relacionadas con el mundo de la motocicleta no dudaron en esponsorizar el material del proyecto. Además de las BMW's, participaron marcas de peso como Belstaff, Explore!, Michelin, Mitsubishi Motors, Nissan, Nokia, Total Excellium y Touratech.

En conclusión, para la casa BMW supuso un importante incremento de ventas en el segmento y una notoriedad fidelizadora brutal; mientras que KTM lamentó una de las mayores oportunidades para hacer branding que ha tenido después del Paris-Dakar.

*Recomiendo el visionado de la aventura y su segunda temporada.

martes, 26 de abril de 2011

Tuenti. El hijo bastardo

Es una obviedad decir que la red social Tuenti (Tu entidad), está más que implantada en nuestra sociedad;  especialmente en una juventud que pasa cada vez más tiempo sumergida en dicha herramienta comunicativa.

Aunque en un principio su creador, Zaryn Dentzel, la diseñó con el objetivo de socializar pequeños grupos de universitarios españoles, a día de hoy se cuentan por millones los usuarios de Tuenti. Público que dista mucho de ser universitario en su mayoría, en la medida que tampoco está únicamente dirigido a los veinteañeros, que en un principio formaban la red social. Hoy en día, cuenta con gente de todo tipo de condición, edad, intereses, ideologías etc. Dato del que han sabido sacar jugo y beneficio.

Por ello, en 2010 la multinacional española Telefónica -ávida siempre de expandir negocio-, adquirió un 85% de las acciones de la red social. Dándose, desde el primer momento, un giro radical en la concepción del site al implantarse una nueva política en cuanto a publicidad se refiere. Pasó de no tenerla, a la omnipresencia “promocional” de las firmas de consumo más importantes de España. Era y sigue siendo, sin lugar a dudas, una fuente directa de consumidores susceptibles, expuestos a una larga variedad de productos de distinta tipología.

Pero, ¿dónde reside el secreto de Tuenti? 
Se podría decir, que Tuenti se convirtió en el Zara de las redes sociales, es decir, cogía lo “mejor” de las redes sociales que ya operaban con éxito, y además, lo amoldaba a una sociedad que tecnológicamente es bastante torpona. Por lo que, la premisa esencial sería una plataforma que atrajera por su fácil manejabilidad, procurando siempre seguir la filosofía de “me too… but better”. Así pues, se han ido incorporando paulatinamente herramientas y/o aplicaciones que imitaran otras redes sociales con más rodaje y que estaran previamente arraigadas:

-(Ídem Twitter)> El límite de caracteres del “estado” es de 140, se pueden hacer menciones con @,…
-(Ídem Facebook)> Se pueden comentar los “estados”, existe Chat , se pueden crear eventos “Yo también…”, juegos interactivos para usuarios…

Una web de humor, se mofa de la presunta filosofía de Tuenti

Éstos, han sido solamente, unos pocos ejemplos de los ingredientes que ha utilizado Tuenti para alcanzar su popularidad. Y es que como decía en el título, es un hijo un tanto bastardo, pero no por ello claudica de ser uno de los avispados de la clase…



Un estudio sobre tuenti de estudiantes universitarios en euskara. (Hacer click) 

martes, 29 de marzo de 2011

Amor Como Concepto de Venta

El amor es algo tan ambiguo, que tratar de definirlo es comparable con intentar encerrar en pequeños frascos, las fragancias que nos rodean a lo largo de nuestros días. Los grados del sentir son efímeros al mismo tiempo que cambiantes, siendo eso básicamente lo que mantienen en común unos tipos de amor con otros.

Pero lo que sí es cierto, es que existen innumerables tipos de amor que varían según enfoques. Es decir, pueden estar dirigidos hacia personas, objetos, principios, identidades y un interminable etcétera. Ese amor puede canalizarse de las maneras más remotas que podamos imaginar y en muchas ocasiones puede rozar incluso la mayor de las obsesiones frenéticas.

Aunque como he comentado, exista un inmenso abanico de tipos de amor, yo me explayaré sobre uno en particular, del cual pocas personas –mercadotécnicos y similares aparte- son conscientes, a pesar de que la mayoría lo padezcan. Este amor es el que se sufre hacia las marcas concretamente; incluso los más escépticos lo padecen.

Para explicar este fenómeno nos tendríamos que trasladar a épocas muy lejanas. Pero para entender su significado contemporáneo, tendríamos que partir del siguiente hecho: Los causantes de dicho amor por las marcas, fueron los agresivos mecanismos de marketing que se implantaron y que han ido evolucionando hasta el día de hoy. Siendo más exactos, se creó un sistema para dar rienda a la producción proveniente de la macro-industrialización que se estaba dando. En la medida que aparecían muchas firmas para un mismo producto, las marcas servían para que el consumidor pudiera diferenciar la una con la otra –su procedencia y en definitiva lo que había detrás de ese producto en cuestión-. Ya no era el producto de fulanito  de tal, sino que eran grandes compañías que operarían tanto regional, nacional o incluso internacionalmente.

Ante tanto producto, que a priori se antojaba uno igual del otro, las marcas se vieron obligadas a evolucionar y crearse una identidad propia. El consumidor, confuso con tanta posible elección se decantara así por el producto en cuestión y finalmente pasara por caja.  Así pues, dejando de dar mera importancia al producto en sí, se empezó a “vender” la marca, de tal manera que con el paso del tiempo una misma marca ofrecía distintos productos, despojándose en gran medida de la relación directa que estaba arraigada entre marca-producto.

Por otro lado, no es harina de otro costal, el hecho de que todo consumidor tiene en su subconsciente almacenadas unas marcas concretas. Marcas que le transmiten una serie de valores como puedan ser confianza, seguridad, prestigio o incluso cutrez e indecencia. Encontramos de esta forma, que este tipo de amor -como la gran mayoría-, tiene una estrecha conexión con estímulos psicológicos que operan en nuestra mente.

Y es que, es tal la evolución que ha sufrido este tipo de amor en la sociedad, del que pocos o nadie escapa, que nos encontramos ante un fenómeno que pueda incluso traducirse en forma de vida. Porque vivimos de lo que consumimos (así es, vivimos en una sociedad donde el consumo está a la orden del día guste o no) y no podemos negar el hecho de que siempre que vayamos a adquirir o a consumir algo, nuestro amor hacia la marca está presente y pegando fuerte.

Mucha gente cree que esto se limita solamente a ir a una tienda de ropa y comprar “la marquita”, pero en nuestro día a día tomamos muchas decisiones vinculadas con este amor bastardo. Un ejemplo claro de este fenómeno son las compras del supermercado y el autoengaño que nos hacemos muchas veces al justificar porqué éste en vez de el de marca blanca, siendo la última más barata. O cómo escogemos un restaurante y no el otro, cuando el “menú del día” es idéntico, pero el que descartamos es algo más barato. O cuando simplemente dudamos entre dos productos de higiene similares (véase champú) pero resulta que uno pertenece a nuestras marcas “queridas”, aunque terminemos pagando algo más por llevárnosla. 

El amor hacia la marca lleva implantado hace décadas en nuestra sociedad, pero a mi entender ha cobrado su máxima expresión hoy en día, con ejemplos del estilo de la compañía Apple. Esta marca tiene fanáticos por todo el mundo que esperan con gran ansia el avance de algún producto que comercializan. Es por todos sabido, que en general cuestan (los productos Apple) una cantidad considerablemente más alta que los otros de su segmento. Ante este hecho, muchos acérrimos a la marca, se escudan en la calidad de los productos, el diseño, la exclusividad…(disonancia cognitiva) ¿A caso es exclusividad tener un dispositivo, el cual vas a ver repetido, al menos diez veces en un día? 




Con todos mis respetos hacia los consumidores de esta marca, diré que no deja de ser, una vez más, uno de los miles de mecanismos mercadotécnicos que hacen que nos enamoremos de una marca o de otra; una cosecha que ha sido fruto de arduos años de trabajo comunicativo. De carácter corporativista, pero siempre desde una perspectiva buen rollista e independiente hacia las demás marcas, es decir, ha logrado transmitir unos valores con los que ha llegado a un amplísimo mercado y se ha desmarcado como marca; acompañado, como esmeradamente se han encargado de ello, de unos productos que respondieran a esos valores de marca anteriormente trabajados.

Parece que en el caso de Apple, el Cupido de la manzana mordisqueada tiene flechas para dar y tomar… Y las que pega, pega fuerte de verdad. ¡Puro Brand Management amigos!



Podemos ver como el mismo spot del Ipad 2 se titula "Love", dejando entrever cual es su principal baza.

martes, 22 de marzo de 2011

Benditos días de primavera

Escrito en el mes de Enero.

Días como el de hoy no pertenecen a la estación primaveral entendidos como tal, pero se antojan para el espíritu del individuo como momentos de supremo regocijo. De tal manera, acostumbrados a los días invernales que por ende son grises y cuanto menos tristes; se convierten estos días con aires primaverales, en oasis dentro de la monotonía.

Nos estimulan aquellos sentidos que están en el eterno letargo y que quizá, en verano los terminemos aborreciendo sistemáticamente. Esa afluencia de sentidos que experimentamos nos hace ver las cosas desde un enfoque más positivista; en ocasiones se traduce en reflexión o simplemente da forma a acordes alegres, para aquellos que entienden la vida como si de notas musicales estuviera compuesta.

Algo así es lo que me ha pasado hoy. Realmente es una sensación complicada de describir, pero que su aproximación terminológica, se conjuraría seguro, con la de placentera. Es por ello que, he decidido plasmar ese sentimiento vital y me he aventurado a pasear por la ciudad, en un intento más de hacer tangibles esas sensaciones.

Las calles se encontraban abarrotadas, la gente paseaba de aquí para allá; muchos, porque su trabajo lo requería pero aún así se podía percibir un ambiente extraordinario. Y es que, es demostrable el hecho de que los días primaverales de invierno gustan a la mayoría de gente -incluso a los alérgicos, que no están acechados por el jodido polen-. Mejor humor, mejores caras y por consiguiente mayor salud, es lo que se palpa en el ambiente.

Para una sociedad estresada y enferma, que empeora por momentos, resultan estos días como una bocanada de aire fresco, que hace que la mezquindad y la hurañería humana se conviertan en cobijo de ideas, pensamientos y sentimientos cargados de frescura.

Un día primaveral, definitivamente es el bálsamo reparador de las heridas que nos vamos haciendo en nuestro día a día, representa la carga de energías que necesita nuestra pila vital. Se podría decir que estos días, son necesarios para encontrar una grieta que nos conduzca hacia esa tan ansiada felicidad.

Picnic II, Fernando Botero

En un principio, había pensado en aprovechar esta tarde para buscar a ver si pasaba algo anecdótico que me sirviera de inspiración. Pero me he dado cuenta al sentarme en un banco,  mientras el sol apuntaba sus rayos hacia mi rostro y una pequeña brisa me acariciaba, que efectivamente mi bienestar estaba ya realizado de por sí. Motivo suficiente para dejar de indagar más donde no debía.


Ese bienestar, me hizo valorar y reflexionar sobre las cosas que tengo, a las que puedo acceder y las que debo tratar de buscar. Cosas que a lo mejor no son tangibles –lo que buscaba a mí salida- pero que sí son elementos que nos hacen más humanos y adquieren un valor que ha de tenerse muy en cuenta: amor, amistad, familia, conocimiento, cultura, son solamente unos de los muchos conceptos que traté e hicieron que me sintiera afortunado de ser quien soy y de querer lo que quiero.

Todo este fenómeno, probablemente será cosa de la climatología o de la biología. Pero, tal vez sea nuestra aura, que siente cómo, en pleno invierno, es bendecida por un hermoso día de primavera…

domingo, 6 de marzo de 2011

Bilbao Gris I: La Palanca

Desde pequeño he oído por boca de mi padre, que Bilbao se estaba transformando sí, pero para peor. Según decía, el “lavado de cara” que estaba sufriendo la villa, estaba repercutiendo directamente en el carisma que la hacía tan especial. Bilbao Gris lo llamaban aquellas personas que, como mi padre, añoraban viejos tiempos en los que la ciudad abducía a todo aquél romántico que quedaba sucumbido a sus encantos. Desde luego, aquella no era, ni mucho menos, una ciudad sinsorga –como se diría por estos lares-.

Un Bilbao, que tras la industrialización y la llegada del capital extranjero, mayoritariamente británico, se había aburguesado y lucía despreocupado los esplendores con los que la nueva jet set lo había dotado. Una dolce vita, que paralelamente surgía junto con la vida obrera que iba adueñándose de los barrios que conformaban las periferias de la capital vizcaína.

Con todo ello, se dio un fenómeno que arrastraría la famosa doble moral. Ésta consistía en que los burgueses bilbaínos, se comportaban como almas de cántaro, cuan buen feligrés se apreciase. Pero, que a la hora de la diversión, escogían como desfogue los lugares de alterne que empezaron a medrar en las ya mencionadas periferias.

Quizá, en cuanto a estos menesteres se refiere, el máximo exponente de la ciudad haya sido la zona del barrio Chino, más comúnmente conocido como La Palanca. Aquí, comenzaron a ubicarse numerosos prostíbulos, locales de alterne, bares… Y si había tanta oferta, era porque también había demanda.

En este ambiente de carácter liberal, se reunían también gays, travestis, viajantes, hombres de negocios y mucha más gente que venía de sitios lejanos expresamente para disfrutar de la noche bilbaína. Era, según afirman los que lo conocieron, un sitio en el que la gente -reprimida por la sociedad de aquel entonces- podía expresarse libremente al tiempo que se desinhibía entre copa y copa.

Conforme se iba cuajando el alterne en esos rincones, se vivía una especie de extraordinaria complicidad entre los que allí se reunían.  Complicidad que hoy día sería impensable a la hora de juntar segmentaciones sociales de tan distinta índole, en un espacio tan reducido.  

La Palanca Gran Cabaret (Karraka)

Las fuerzas del orden, se mantenían al margen siempre y cuando hubiera una convivencia entre los vecinos y visitantes de La Palanca. Eso hacía más atractiva aún dicha zona; por eso y por el factor de situación en las “afueras”, alejada del ultraconservadurismo que azotaba las mentes ciudadanas de los barrios céntricos.

Así era, una de las zonas más singulares del bocho, hasta que en la década de los ochenta comenzó su declive con el cierre de muchos locales. La falta de clientela y el cambio sociocultural que se vivía, propiciaron la bajada de persianas de lo que era y ha sido uno de los pilares del auténtico Bilbao.



*Para aquel lector que esté interesado en profundizar acerca del tema, decir que existen unos cuantos libros que hablan largo y tendido.

viernes, 25 de febrero de 2011

Topaz. Hitchcock y la guerra fría I

En esta ocasión, hablaré acerca de una película que he tenido el placer de contemplar recientemente: Topaz. No obstante, el comentario que haré acerca de la obra, no será del tipo que se espera leer sobre un film. Dicho esto, procederé a mis anotaciones.

Se trata de una película dirigida por el omnipresente y singular genio del celuloide Alfred Hitchcock y estrenada allá por el año 1969. Sigue fiel a su estética y al género del que presumiblemente sea dueño y señor: el suspense.

En un principio, la realización se rigió por un estilo característico que ya llevaba experimentando Hitchcock; estilo que para algunos venía representando el declive de su intachable filmografía –cuajada sobre todo en la década de los 50-. Dicho estilo, le llevó a hacer un final que a priori era de su agrado. Pero no es nuevo para nadie, que para alcanzar cierto éxito haya que someterse a la rigurosidad de la opinión pública. Así fue como surgieron hasta tres finales independientes, como consecuencia de un preestreno no falto de críticas desfavorables.

La historia en si, trata de la amenaza que supusieron las fuerzas soviéticas cuando operaban en la isla de Cuba. Por lo que las fuerzas de inteligencia y espionaje norteamericanas pusieron todos sus mecanismos alerta, en tanto en cuanto sus espías aliados les hacían ciertos “recados”.

Uno de esos espías es el francés André Devereaux, el cual se encargará de esclarecer todo el caso, y en definitiva abordar el problema que tanto preocupa a la CIA. La historia no transcurrirá exenta de viajes, situaciones peliagudas, amor, desamor y suspense, mucho suspense.

Como ya he dicho antes su género por antonomasia, con una estética exquisita –quizás demasiado europea para el público norteamericano- y que a fin de cuentas es uno de los sellos que dejó el director inglés para finiquitar su colección de obras propias.

A lo mejor, sea un film algo light para los seguidores del espionaje más belicoso. Pero sobre todo, representa una cinta del célebre director que pasó lamentablemente desapercibida, pero que con el tiempo se valoró. Probablemente el escaso éxito, sería una consecuencia de que años atrás dejara el listón tan alto que la firma Hitchcock portaba un enorme peso.

A pesar de todo ésto, no deja de ser una obra digna de ser vista y disfrutada; incluso a sabiendas de que es una segunda división de Alfred Hitchcock, no tiene parangón alguno con premieres de otros ilustres autores.

lunes, 14 de febrero de 2011

Moralejas Urbanas I

Ayer me ocurrió una experiencia, de las que te suponen un pequeño punto de inflexión de cara al día a día personal, y te cambian en cierta manera el modo de entender la vida.

Bien. Como domingo que se precie, era bien sabido por mí que me ofrecería poco más que una tarde aburrida. Es por ello que he decidido en mi ardua batalla para mantener la forma, hacer un poco de ejercicio; para ello he acudido al trastero y me he hecho con los servicios de un balón que pacía allí olvidado. El balón, de baloncesto, como no podía ser de otra manera, para mí que soy un “paquete” al fútbol.

Una tarde de llovizna y color gris muerte, para mayor deleite de los que pretendíamos hacer algo de deporte en mínimas condiciones. Factores que hacían de la cancha callejera una pista de patinaje en todo su esplendor. Hasta ahí todo relativamente normal.

Procedía a tirar tiros a la canasta, mientras me ajustaba una y otra vez el gorro de la sudadera con propósito de que no se me mojara la cabeza con la mencionada llovizna. Entre resbalón y resbalón de las suelas de caucho, que aquella tarde no conocían el término adherencia, tiraba y volvía a tirar a ese aro que colgaba oxidado y lucía una placa que dejaba claro que era propiedad municipal.

Pero en un tiro de estos, el balón cayó hacia un lateral de la cancha en la que había una verja de acero pintada recientemente -la cual también debía pertenecer al Ilustrísimo Ayuntamiento-. Detalles aparte, en un lucimiento del arte futbolístico que antes os he contado que no llevo en la sangre, le he dado una patada al balón y ha sobrepasado la verja para terminar despeñándose a la ría.

Yo, me he quedado atónito, con cara de imbécil para ser más exactos. Pasmado, me he apoyado sobre las barandillas que delimitaban el paseo con la caída, y así he seguido mirando cómo mi balón se adentraba suave y lentamente mar adentro. Observando me he quedado y pensando en qué lado positivo le podría sacar a dicha perdida, pero en mi mente sólo resonaba el “te pasa por idiota”.

Resignado, me he girado y después de preparar la mochila para marcharme cabizbajo de aquel sitio he oído algo que en esos momentos me sonaba a cuento surrealista. Efectivamente, el balón botaba hacia mí, como si hubiera adquirido vida propia. Estupefacto, he levantado la mirada y he podido comprobar que un joven pescador me estaba hablando a lo lejos.

Me he acercado hacia él y le he agradecido inmensamente el que me haya rescatado el balón al que ya había dado el Requiescat in pace. El joven tenía una cara desgastada por la vida que le había mal tratado, probablemente por el efecto que las drogas habían causado en él. Aun así, el chaval que no pasaría de los 35, hacía entrever que era un personaje risueño si le dabas pie a que lo fuera.

El sujeto al que yo debía un favor, me ha comentado que él suele pescar en la ría aunque la gente crea que está loco y que de poco o nada sirve. Y para que yo lo pudiese constatar, me ha enseñado las quisquillas que había capturado esa misma tarde. Sin olvidar, como no podía ser de otra manera, sus hazañas que le hacían meritorio de haber pescado unos ejemplares de lubina de unos 4 o 5 kilos.



En la corta pero ardua conversación, me ha mostrado el secreto de la pesca de balones, de la cual también se sentía orgulloso. Al mismo tiempo que calificaba a mi balón como “de puta madre”. Después, le he vuelto a agradecer su buena fe y le he dado la mano para terminar marchándome.

De vuelta a casa me he puesto a reflexionar. Y me he preguntado, ¿cómo gente que vive con lo justo, que viste harapiento para la opinión pública y que se conforma muchas veces con lo que pesca para comer, puede ser tan bondadosa y libre de cualquier materialismo viral, que nos rodea al resto de personas?

Y creo que he hallado la respuesta, o al menos una interpretación que me ha convencido. La cuestión es que el hombre de la caña, era feliz con lo que tenía y con que todos los días pudiera hacer un poquito de lo que le gustaba realmente; lo que le hacía feliz. En cambio, el resto, no nos conformamos y siempre queremos buscar eso que no tenemos, y tristemente lo canalizamos en objetos materiales que nos encierran en un bucle de carencia constante.